"Literatura Uruguaya" reseña Singladura de Horario D'Angelo Ronzini

Los recuerdos siempre se encargan de señalar la subjetividad de esa medida llamada tiempo. Irrumpen, sin piedad, para recalcar lo irrisorio de querer darle un carácter lineal, físico y contable; para demostrar que no hay estrategia que los silencie. Ni la fantasía del posible olvido, ni el empeño por fijar la mirada hacia adelante son capaces de derrocar la certeza de que ciertas vivencias no se pueden marginar. Cuanto mucho conceden una tregua. Una que condesciende, más que a convivir con la evidencia de que la herida que provocaron no termina de cerrar nunca, a lidiar con el sabor amargo que instala la rabia y la frustración de la arbitrariedad. Emociones que pueden volver a suscitar los eventos más inesperados y que Horacio D'Angelo retrata con una prosa sencilla, directa y elocuente en su novela Singladura.

 

. Irrumpen, sin piedad, para recalcar lo irrisorio de querer darle un carácter lineal, físico y contable; para demostrar que no hay estrategia que los silencie. Ni la fantasía del posible olvido, ni el empeño por fijar la mirada hacia adelante son capaces de derrocar la certeza de que ciertas vivencias no se pueden marginar. Cuanto mucho conceden una tregua. Una que condesciende, más que a convivir con la evidencia de que la herida que provocaron no termina de cerrar nunca, a lidiar con el sabor amargo que instala la rabia y la frustración de la arbitrariedad. Emociones que pueden volver a suscitar los eventos más inesperados y que Horacio D'Angelo retrata con una prosa sencilla, directa y elocuente en su novela Singladura.
Un comentario imprevisto se convierte en el disparador de la alarma que avisa al protagonista de esta historia que los recuerdos siempre están listos para resurgir con fuerza: «Escuché que en la feria de Tristán Narvaja venden libros requisados por la dictadura». Una sola frase y de pronto el suelo que sostiene las tablas, donde una suerte de letargo se afana en representar el papel protagónico, comienza  a desfondarse. Han pasado cuarenta años y, sin embargo, la necesidad de saber lo empuja a buscar aquellos ejemplares que le fueron requisados. Una búsqueda que inevitablemente llena su presente de pasado.

Tenía entonces dieciocho años. Era un joven estudiante de agronomía con las inquietudes propias de un chico de su edad. Su vida estaba centrada en los estudios, los amigos y los posibles amoríos, y si bien la realidad de Uruguay no le era ajena, desconocía los entretelones de la dictadura militar. Corría el año 1976 cuando comenzó a vislumbrar la magnitud de las palabras represión y libertad.

Singladura es una historia basada en hechos reales que trata sobre ese periodo oscuro que vivió el país sudamericano pero que no se estaciona solo en la política. Con el mundo rural como escenario, el escritor uruguayo ahonda en esa etapa pero desde la mirada de un joven en pleno proceso de formación como individuo. Asimismo, tampoco se queda en el ayer. El escritor desplaza al lector entre el pasado y el presente. Juega con el tiempo, una maniobra sin duda necesaria para instar a reflexionar cuanto hay del ayer en el hoy y si, en definitiva, el olvido, no es más que, como recitaba Benedetti, Ese gran simulacro.

Horacio D'Angelo Ronzoni (1957) es un escritor y poeta uruguayo. Entre sus publicaciones cabe destacar entre otras La lluvia es la vida de los muertos (1999), Al Sur del Tiempo (2004) o Hijos de un tal Quijote (2013), que quedó finalista en la edición del 2013 del Concurso Literario Juan Carlos Onetti.

UNETE



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