Cavaré mi propia tumba
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01/11/2019
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“Sinfín de
esqueletos, de huesos . . . repletos.”
Se reflejan en mis
penas
nostalgias tristes, extremas,
las que exterminan el
alma,
la muerte vida
desarma.
Corto, limitado tiempo,
más te sufro, menos siento,
entre campanas suspiro,
féretros que son de olvido.
Previamente
a la penumbra,
cavaré
mi propia tumba,
la
fosa será de tierra,
el
llanto de aquel que entierra.
Sabana blanca, mortaja,
finado, desciende,
baja,
entrañas de un
cementerio
de los mortales
misterio.
Sepelio muy doloroso,
cadáver cayendo al pozo,
sumergiéndose en la
nada
tras palada, . . . tras
palada.
Muerte
fiel del que la espera,
fúnebre caja, madera,
el encierro cruel
paisaje,
descomposición . . . ¡qué ultraje!
Consumada
cochinada,
de
gusanos marejada,
huesos
que serán caliza,
la
calaca tiene prisa.
De
llevarme a sus dominios,
pa’
conocer sus demonios,
el fin no conoce
edad,
la causa una nimiedad.
Vigor frágil, como
paja,
quebradizo, . . . que
se raja,
la existencia es solo
un hilo
que se rompe y queda
en vilo.
La pregunta se
actualiza,
la incógnita se
desliza
sobre el paso al más
allá,
¿qué consecuencias
traerá?
¿De fallecer, que te
ataja?,
cuerpo, materia, piltrafa,
savia
que se perderá,
nunca
jamás volverá,
Defunción irreparable,
¿es la muerte como un sable
que lacera el sentimiento
dando paso al sufrimiento?
La presencia es pasajera,
¿el alma imperecedera?,
¿vitalidad es quimera
o es la cosa más certera?
Morirse no es sólo un
viaje,
ni ataúd vistoso
traje,
polvoso
negro camino,
¿inframundo
es el destino?
¿Sustrato queda o se
pierde,
la conciencia te
remuerde?,
¿extinguiéndose la
vida,
en otro lugar anida?
La muerte es un
laberinto,
llegar a lugar
distinto,
separarse de los
vivos
buscando otros objetivos.
Autor: Lic. Gonzalo
Ramos Aranda
México, D. F., a 02
de noviembre del 2012
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