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El
sistema educativo mundial, desde la filosofía pragmática de la globalización,
fomenta una bárbara competitividad cognitiva en nombre del progreso, relegando
que no existe una persona superior a otra, sencillamente cada uno hace lo mejor
que puede desde su individualidad libre y es en esta línea que, el discurso
pacífico, educa y hace de nosotros una mejor versión de nosotros mismos dentro de
la diversidad, estimulándonos a reflexionar masivamente para acercarnos a
nuestro prójimo como una política que jamás pasará de moda.
La
paz como bien común, cincelado desde el territorio del sistema educativo irradia
su poder solidario hacia la sociedad, agrietando
un sendero capaz de conducirnos hacia un desarrollo sostenido como imperativo
mundial, coincidiendo con las ideas de Mahatma Gandhi, “No hay camino para la
paz, la paz es el camino”, asumiendo su heroica tarea, el docente ético esboza
esta cruzada para la paz positiva, consumando su rol protagónico en la
construcción de una cultura de paz, abierto a la discusión alturada con el
objetivo de afinar y poner al servicio de la humanidad su destino pedagógico.
“Construir
la paz en la mente de los hombres y de las mujeres”, clama la UNESCO, incitando
al docente, ejercer perentoriamente desde el territorio educativo, un rediseño
y gestión de acción multidisciplinaria movilizando a la sociedad, todos por la paz, ejecutando marchas y
festivales en favor de la paz mundial, comprometiendo a las personas
representativas y famosas como: deportistas, escritores, artistas,
intelectuales, influencer, youtubers,
empresarios, científicos y líderes políticos con respetado patrimonio moral.
El
pedagogo, asumiendo su destino ético enarbola la pancarta, héroes y heroínas de la paz, modificando nuestros paradigmas del
culto a los “héroes belicosos” quienes derramaron sangre, tributados y tallados
en mármol en las calles y las páginas de la historia, reemplazándolos no
nombres de personas anónimas que derrochan amor a la humanidad.
Así
como el cooperativismo moral traducida en sinergia pedagógica, el docente pone
en acción interinstitucional la movilización colectiva, cruzada por la paz, pregonando la rentabilidad generada por la
cultura de paz en contraposición del saldo
de los conflictos a lo largo y ancho del planeta, asumidos conscientemente por
los municipios, empresas, instituciones
privadas, universidades y todas las asociaciones en pro del buen vivir.
En
palabras de María Ortiz, “como guía y orientador el docente ha de ser un
conciliador por excelencia con una gran capacidad de escucha y de respeto por el
otro”, así como mediador y gran negociador de conflictos el docente ético provoca la instauración de observatorios de paz, esgrimiendo los
medio virtuales en pro de apreciación de paz y las buenas prácticas armoniosas desde
espacios universitarios y otras instituciones vinculadas a la educación.
Considerando
a la paz como un espíritu social, el más grande reto del docente indulgente es
sembrar La paz familiar, como clave
neurálgico de la humanidad basado en el amor y la tolerancia, evitando prejuicios
negativos, escucha con generosa mente simpática, paciencia y amabilidad,
evitando la agresión verbal y jamás acude al ataque físico y siempre dispuesto a
perdonar, centrado en la sinceridad y fidelidad familiar en pos de un
maravilloso día.
El
Ministerio de educación como núcleo orgánico, atendiendo el discurso del
pedagogo ético asume la posibilidad de ejecutar talleres de coach itinerantes dirigidos a todo la comunidad
del sistema educativo, denominado Transformación
interior, propuesta por Ramiro Calle. “Observarme, conocerme, descubrir lo
que tengo que erradicar para cambiar de mí, logrando una transformación y auto
realización”.
El
agitado tráfico de la redes sociales que mantiene absorto a la generación
digital, favorece la creación de redes sociales de paz, a través de plataformas
éticas, programas solidarios de debates
positivos, videos promocionales de motivación hacia la paz, concursos que estimulen
el ejercicio de la paz, tolerancia, el amable vivir y premiar las buenas
prácticas, haciéndolo virales, consolidando la sensibilidad hacia el otro con
el objetivo de, “Crear un mundo más amoroso” reclamado por Cluadio Naranjo.
Repensando
este discurso desde los actores pedagógicos, comprometámonos en esta cruzada
por la paz, todos y
cada uno de nosotros, prescindiendo el credo religioso, tendencia política,
etnia, género, nivel social, y profesemos esta prédica moral para modificar las
emociones de nuestras acciones en favor del buen vivir o allin kawsay, en esta generación digital, capaces
de afrontar exitosamente los avatares de esta época líquida, reafirmando
nuestra fe en la inteligencia moral y los derechos humanos, haciendo posible la
inoculación efectiva de una cultura de paz vivencial si pretendemos un mundo
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