. Encontramos muchos precedentes en literatura sobre mujeres valientes que gritan «aquí estoy». No me importa leer contenidos similares siempre que aporten algo nuevo. Pero esta novela deja cierto sinsabor por su falta de profundización. Me ha dejado a medias.
No son pocas las veces que he leído sobre grandes heroínas de ficción y reales a las que habría que dedicar altares. Las ha habido siempre. Algunas con más méritos que otras. Qué duda cabe. Pero necesitamos recordarlo por si el mundo se permite el lujo de ningunearnos. Es agradable el tono amable de una novela de estas características. Sin embargo, como literatura se ha quedado en una obra digna, normalita que tenía muchas más posibilidades.
Desde la primera página es previsible. Es de cajón -con un simple vistazo a la sinopsis– que las historias se entrelazarán, que la trenza es la metáfora del cruce de caminos de tres mujeres. La más interesante a mi entender, es Smita, ejemplo de la crueldad que sigue ejerciéndose sobre la mujer en la sociedad. Nacida en la India, es la demostración de cuántos submundos olvidados quedan en el globo. No es nada. No es nadie. Menos que un cero a la izquierda. Recoge los excrementos de familias del barrio. Pero no está dispuesta a que su hija siga la misma senda. Después conoceremos en Palermo a Giulia. Deberá decidir si coge las riendas de la fábrica de pelucas de la familia.Pocas dudas quedan al lector sobre lo que ocurrirá. De ahí mi lamento sobre la previsibilidad de la novela, al igual que sucede con Sarah. Una abogada canadiense, prototipo de superwoman. Cumple los cánones de este prototipo de personaje: la mujer que está arriba y no imagina que puede caer. El uso de la tercera persona en la narración resta posibilidades a la novela: de hipotéticas sorpresas y giros que habrían dado mayor luz a la trenza. Este hermoso peinado queda diluido por falta de fuerza narrativa. Una voz narrativa en primera persona, sin duda, habría contribuido a aumentar el potencial del contenido. Ni conmovedora hasta el éxtasis ni exitoso debut literario tal y como venden las críticas. Pero, no hay que negar que la novela dura un suspiro, que su lectura es ágil, con la contribución también de su brevedad. Pero claro, esa es la pega. La autora parece haber decidido no meterse más en el barro, quedarse con un canto luminoso a la mujer. No solo a la invisible, también a la que se niega una esperanza de futuro y finalmente, a la de bandera, aquella que parece tener todo ganado. No obstante, no deja de ser una novela recomendable por el bienestar que proporciona, la ausencia de dificultades que presenta y el mensaje positivo que transmite, además de recordarnos que acumulamos más coraje del que creemos cuando a la vida le da por poner pruebas o parirnos en el lugar equivocado.