Ante el
fin de sexenio de Peña Nieto e inicio de la cuarta transformación del
Presidente López Obrador, ¿Qué podemos anticipar para el cuarto trimestre 2018?
La forma en que se comporta la economía es estacional, aún y cuando se haga
mucho ruido en la política.
Al
cierre del tercer trimestre de este mismo año (a finales de septiembre 2018)
comenté los estragos de la estacionalidad en términos de la desaceleración de
la actividad económica que se registra en la segunda mitad del último año de
cada sexenio. Típicamente, el gobierno saliente pierde el interés, su enfoque
es otro y ya no queda mucho en el presupuesto. Al mismo tiempo, el sector
privado empieza a resguardarse, ser más cauteloso ante posibles cambios y
decide posponer algunos planes de inversión. Ante los cambios sexenales, hasta
el consumo de los hogares empieza a moderarse, ya que se sabe que habrá
reacomodos en muchos puestos de trabajo, tanto en el sector público como en el
privado. En esta ocasión, ante los anuncios de austeridad y cambios
sustanciales en la política económica que ha planteado el nuevo gobierno,
pensaríamos que con más razón.
Julio
fue un buen mes, ante un crecimiento notorio en la construcción, empujado
principalmente por el subsector de edificación. Sin embargo, se estancó la
actividad económica en agosto mediante retrocesos en los tres segmentos de la
construcción, anticipando una tasa negativa en la inversión fija bruta (IFB) para
el mes y un desempeño regular para el trimestre. Pero cuando el INEGI publicó
la estimación oportuna del PIB para el tercer trimestre, implícitamente los
datos señalaban que septiembre había sido un mes excepcional. Al poco tiempo,
supimos que tanto la manufactura como la construcción mostraron desempeños muy
buenos en el mes, empujando hacia arriba la actividad económica del trimestre.
Sin
embargo, sorprendió el crecimiento de 0.8% del PIB para el tercer trimestre, ya
que implica que la actividad económica se mantiene sin signos evidentes de
desaceleración. ¿Cuáles son los factores que explican este desempeño? ¿Ya no se
sostiene la hipótesis de una desaceleración en la actividad económica para la
segunda mitad del último año del sexenio?
Aparentemente,
hubo algo de crecimiento en la inversión pública, aunado a una ligera caída en
la inversión privada. El consumo de los hogares mantuvo su paso, mientras que
es probable que el consumo del gobierno haya avanzado muy poco. Seguramente,
vamos a ver que hubo muy buen desempeño en las exportaciones, lo que va a
terminar explicando el buen avance en el trimestre.
No
tenemos todavía las cifras de los componentes del PIB por el lado del gasto
para el trimestre, información que se dará a conocer hasta el 19 de diciembre.
De la IFB, sabemos que después de un muy buen julio, en agosto presentó una
caída muy pronunciada. En el sector 23 de la construcción, sabemos que mejoró
algo en septiembre, pero no lo suficiente como para tener un trimestre
positivo. Dado la alta correlación con el subíndice de la construcción en la
IFB, podemos pensar en algo similar, por lo que anticipamos una tasa
ligeramente negativa o muy cerca de cero para el trimestre. Al revisar los
subsectores de la construcción, vemos que la edificación explica el desempeño
negativo, mientras que las obras de ingeniería civil lograron crecer. De nuevo,
esto nos hace anticipar que la inversión privada fue la que disminuyó en el
trimestre.
Tenemos
la información de la balanza comercial hasta septiembre, donde podemos ver un
muy buen desempeño en las exportaciones para el tercer trimestre. Sin embargo,
esto no necesariamente significa una aportación similar en la contabilidad de
las cuentas nacionales, ya que es la cantidad de dólares por lo que exportamos
y no el volumen exportado. No obstante, intuitivamente esperamos que este
componente es el que explicará el crecimiento del trimestre.
En este
contexto, para el cuarto trimestre del 2019, en principio, la IFB debería
seguir estancado e incluso presentar una tasa negativa, mientras que las
exportaciones deberían seguir creciendo. El crecimiento del trimestre y por
ende del año, va a depender si el buen comportamiento de las exportaciones es
suficiente como para compensar el estancamiento de la inversión o no. Si no
cambia la información histórica, es decir, si no hay revisión hacia atrás de
las cifras, se necesitaría una tasa negativa en el último trimestre para crecer
a 2.1% en el año. En cambio, una tasa cercana a cero y hasta 0.3%, resultaría
en 2.2%. Para crecer 2.3% en 2018, necesitaríamos básicamente que se repitiera
la tasa del tercer trimestre (+0.8%) en el último del año.
Presupuesto 2019
El
sábado por la tarde fue entregado por el titular de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, Carlos Urzúa, el Paquete Económico 2019, integrado por la iniciativa
de Ley de Ingresos, proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y los
Criterios Generales de Política Económica.
Por lo
pronto, se respeta en el papel el superávit primario de 1% y se destaca el incremento
del presupuesto 2019, en comparación con el ejercido el año previo, en los
siguientes ramos: Defensa Nacional (11.3%), Educación Pública (2.9%), Trabajo y
Previsión Social (932%), Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (7.7%),
Energía (961.3%), Bienestar (40.8%) y Turismo (116.0%). Sin duda, dará para
mucha discusión. El Congreso tiene hasta el 31 de diciembre para aprobarlo. Sobre
esto, escribiré más a profundidad la semana próxima.