"Literatura escrita por mujeres" la escritora Freya Stark

Freya Stark (31 de enero de 1893, París, Francia – 9 de mayo de 1993, Asolo, Italia) fue una exploradora y escritora británica. Hija de un pintor británico y una madre escultora y pianista. Sus padres se separaron cuando ella era una niña.

 

. Hija de un pintor británico y una madre escultora y pianista. Sus padres se separaron cuando ella era una niña.
En su noveno cumpleaños Freya recibió una copia de Las mil y una noches, y quedó fascinada con Oriente. En su juventud era frecuente que enfermara y pasara largas temporadas en su casa, así que encontró una vía de escape en la lectura.

Cuando tenía 13 años sufrió un accidente en una fábrica en Italia. Su pelo quedó atrapado en una máquina, y tuvo que pasar cuatro meses recibiendo injertos de piel en el hospital. Por ese motivo, se quedó sin parte del cuero cabelludo, sin una oreja, sin moflete y sin un párpado. A eso también se sobrepuso, pero de algún modo el daño le acusó la necesidad de fluir lejos de casa, de escapar como si no hubiese más mañana que la lejanía. Fue el remate a una infancia rara que tuvo su fin de ciclo en la universidad de Londres y en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, donde tomó las primeras lecciones de persa y de árabe. 

Freya Stark trabajó durante la I Guerra Mundial como enfermera voluntaria de la Cruz Roja. En 1927 embarcó en el carguero Abazzia con destino hacia Oriente Medio, tenía 34 años. Viajaba con lo justo y no llevaba cartas de recomendación diplomática. El primer destino fue Beirut, donde perfeccionó el árabe y tomó contacto con tradiciones que asumió como propias dentro de su carcasa emocional de señorita occidental.

Un año después se instaló en Damasco y comenzó a estudiar la historia de los drusos (heterodoxa minoría islámica), entre Líbano y Siria. Aquella gente estaba sublevada contra la colonización francesa. Y ella, claro, tomó partido. Llegó hasta el centro del asentamiento montada en burro y vestida como una mujer siria. Pero allí la detuvo el ejército francés, que la deportó a Italia. Aunque ya era tarde. Había hecho nido en medio de las tribus.

Freya Stark llevaba en un pliegue secreto del cerebro la intención de regresar. Esta vez a buscar el valle de la secta de los Asesinos de Hassan al-Sabbah. Viaja hasta Bagdad, más sola aún a bordo de una mula, y se aloja en el barrio de las prostitutas, lo que genera un escándalo de gran onda expansiva entre las delegaciones diplomáticas de la zona. No hay manera de poner freno al corazón de esta mujer que andaba con una determinación fiera.

En Persia, acompañada solo de un guía y dos percherones encuentra Alamut, la montaña de los asesinos, y cartografía la zona. Y en 1931 descubre el castillo de Lamiaser, en el valle de Shahrud, uno de las dos fortalezas de la secta que habían resistido la invasión mongola.

Estaba fascinada por un mundo de harenes, bazares, caravanas, nómadas beduinos, gentes del desierto… Los pillajes, los despóticos pachás, las duras travesías y las epidemias detenían a algunos exploradores curtidos, pero Freya Stark, en la grupa de su pollino, sorteó todo aquello como quien manipula su propio destino en beneficio de una aventura de la que estaba más convencida que segura.

En la II Guerra Mundial trabajó en el Ministerio, de Información británico por sus conocimientos sobre el Oriente Próximo y la India. Sirvió de espía en El Cairo y en Bagdad. Terminada la contienda regresó a Italia. A la edad de 54 años, se casó con Stewart Perowne, un diplomático e historiador británico. El matrimonio duró solo cuatro años, y Freya partió con destino a Turquía para seguir los pasos de Alejandro Magno.

Fue fundadora en El Cairo de la Hermandad de la Libertad, un movimiento antifascista. En 1953 se le concedió la Cruz del Imperio Británico y en 1972 fue nombrada dama del Imperio Británico.

Hablaba correctamente nueve idiomas -entre ellos, el árabe y el turco-, y supo trasladar sus experiencias a 24 libros de viajes, entre los que destacan Apuntes de Bagdad (1933), El valle de los asesinos y otros viajes persas (1934), Un invierno en Arabia(1940), Cartas desde Siria (1942) y Puertas y caravanas: un retrato de Turquía (1971). También publicó un volumen de varios ensayos, Perseus in the Wind (1948) y tres volúmenes autobiográficos, Traveller´s Prelude (1950), Beyond Euphrates. Autobiography 1928-1933 (1951) y The Coast of Incense. Autobiography 1933-1939 (1953). Y preparó una selección de susLetters (8 volumenes, 1974-82, un volumen, Over the rim of the world: selected letters, 1982) y de sus escritos viajeros, The Journey´s Echo (1988).

A Freya Stark, Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, le llamó “criatura intrépida”, y lo tuvo que ser para visitar sola las tierras de los Drusos en el Líbano.

Viajó, entre muchos otros lugares, a Siria, Persia, Irak, Palestina y Arabia Saudí y pudo comunicar la vida de las personas: el sufrimiento, la enfermedad o la inseguridad, y la magia del Oriente de una manera que ninguna otra persona de la clase alta inglesa había podido hacer.

Aquella mujer excéntrica, que en sus regresos a Londres paseaba con un lagarto azul de Yemen, cumplió 80 años en plena ruta por China, India, Asia Central e Irán.

UNETE



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