Finalmente, el BCV publico los
datos correspondientes al comportamiento de la economía en el 2dotrimestre del
2011. Según esas cifras, la economía crecería 2.5%, una magnitud aún por debajo
del crecimiento de la población; en otras palabras, menor ingreso per cápita.
Se evidencia nuevamente, una característica curiosa y lógicamente explicable en
esa dinámica de la economía venezolana que en los últimos diez años está
presente de manera protuberante: su volatilidad extrema, lo cual de inmediato envía
un mensaje que su dinámica no es sustentable en el tiempo, y que los periodos
de fuerte crecimiento se solapan a los de fuerte contracción, que algunos
erróneamente consideran su origen en el windfall petrolero. Las cifra de la
economía, muestran un subyacente en la economía política y a las políticas
públicas enrumbadas para alcanzar el propósito de la agenda política de
descapitalizar y disminuir la presencia del capital privado; la agenda del
socialismo a troche y moche.
El Estado desplaza al sector privado
Dentro de los números, y de la
propia dinámica económica se puede ver como Estado y gobierno van desplazando
al sector privado de las labores productivas en la economía. El informe del BCV
al respecto lo subraya como un hecho relevante y positivo. No es para menos, y
era previsible, ya hace un tiempo cuando el gobierno mostro la agenda política
y legal contra los derechos de propiedad con la Ley de Tierras. La ideología de
esa agenda la tierra es del Estado, la que ocupa la agricultura y ahora la que ocupan
los desarrollos urbanos, lo cual ha afectado negativamente en la construcción
de viviendas del sector privado. Las cifras del último trimestre ya registra el
impacto de la razzia contra los desarrollos urbanísticos privados y el
envilecimiento de los precios de las viviendas. La Ley de Arrendamiento, en discusión
actualmente en la Asamblea Nacional es una prolongación de ese propósito que
traerá el empobrecimiento de las clases medias. La intervención del Estado ha
sido en ese sentido multipropósito, no solo se erige como productor agropecuario,
sino como empresario de comunicaciones, electricidad, cemento, que se agrega a
las llamadas empresas básicas de Guayana. En su conjunto todo ello ha hecho
retroceder al sector privado que hace 12 años producía el 75% de la economía a
un 58%, y donde el sector servicios (comercio y otros) es donde se ha
“refugiado” el capital privado.
El Estado con mayor inversión que el sector privado
Hace doce años, la inversión
bruta fija promedio en ese periodo ha tenido un comportamiento acorde a la
agenda política de desplazar y descapitalizar al sector privado, en 1990 la
inversión bruta fija del sector privado en instalaciones, maquinarias y
equipos, materias primas, ha descendido de un 70% a un38% en el 2010. En otras
palabras, de cada 100 bolívares de inversión, el sector público pone 65 Bs y el
sector privado 35 Bs. Esta relación deja ver un enorme proceso de
descapitalización, porque la inversión bruta fija está desplegada en el sector
servicios y financiero, la inversión bruta del sector manufacturero ha descendido
considerablemente a apenas 11 puntos porcentuales del correspondiente al sector
privado a nivel global venezolano.
La agenda estatizadora además de
controlar los llamados sectores básicos, cemento, minas, petróleo, electricidad,
acero, aluminio ha entrado en otras actividades, agroindustria, agricultura,
además de una fuerte intervención en el comercio exterior como importador de
materias primas, y bienes de consumo final.
Los números que revelan la agenda política
En el 2do Trimestre que muestran
las cifras del BCV, el sector público representa el 45% del total de importaciones,
en 1999, era solo el 10 %. Acotemos que las relaciones económicas con el
exterior emergen casi todas de acuerdos bilaterales con aquellos países que de
alguna manera Venezuela mantiene una relación de dependencia, China, Rusia,
Irán, Cuba, Bielorrusia, además de Brasil y Argentina, otros países pequeños de
América Latina. Esos acuerdos han sido en su mayoría firmados con el objetivo
de apalancar el desplazamiento del sector privado manufacturero y ahora se
enrumba a desplazar al sector comercio, ambos como productores y suplidores
importantes de bines y servicios en el mercado local.
Ello explica por ejemplo que el
sector alimentos, mayoritariamente privado muestre un nivel de actividad
económica negativo, contrayéndose en 1.1%, las regulaciones en los precios y
las dificultades de divisas para la importación de materias primas indujeron
ese comportamiento. Acotemos que el sector público no tiene restricción alguna
para la obtención de dólares. Es claro el propósito de descapitalizar al sector
privado productor de alimentos. El sector químico, también se contrajo, su actividad
económica registro un crecimiento negativo de -6.4%.
…..Y en consecuencia el crecimiento económico tiene límites
Las cifras publicadas por el BCV
muestra que el componente mayor del PIB (demanda agregada) con cerca del 71%,
crece en promedio al mismo ritmo de crecimiento del PIB, la data no explica las
razones de esta curiosidad estadística, ya que los restantes componentes del
PIB tampoco crecieron a esa ritmo, el BCV debe una explicación al respecto.
Pese a ese precario ritmo de actividad económica la balanza de pagos muestra un
déficit que redujo levemente el nivel de reservas internacionales. Finalmente
emerge una verdad política y económica, el sector público que cada vez desplaza
más al sector privado en la producción de bienes y servicios es en consecuencia
incapaz de proveer –en producción nacional e importada- de los bienes y servicios
que demanda la economía y la sociedad venezolana. El común denominador es la
descapitalización del sector privado y el empobrecimiento del capital humano
que ya se refleja en las estadísticas del mercado laboral, donde el 47% de la
población ocupada no requiere calificación ni especialización alguna, esos
números desde luego aún más crudos en el mercado laboral informalizado.