"Literatura escrita por mujeres" la escritora Katherine Neville

Abadía de Montglane, Francia Primavera de 1790

 

. Cuando atravesaron las grandes puertas de piedra de la ciudad, gallinas y gansos abandonaron prestamente el sendero, aleteando y chapoteando en los charcos de barro. Todas las mañanas las monjas se desplazaban por la niebla oscura que rodeaba el valle y, en mudas parejas, se dirigían hacia el sonido de la grave campana que llamaba desde las colinas.

Designaban a esa primavera “Le Printemps Sanglant”, la primavera sangrienta. Los cerezos habían florecido temprano, mucho antes de que se derritieran las nieves de las altas cumbres. Sus frágiles ramas caían hacia la tierra por el peso de los capullos rojos y húmedos. Algunos consideraron esa floración prematura como un buen augurio, símbolo de renacimiento tras el prolongado y cruel invierno. Entonces llegaron las lluvias frías y congelaron las ramas floridas, cubriendo el valle con una gruesa capa de flores rojas salpicadas por las manchas marrones de la escarcha. Como una herida en la que se coagula la sangre. Se consideró que esto era otro tipo de señal.

En lo más alto del valle, la abadía de Montglane erigía como un descomunal saliente rocoso en la cima de la montaña. Hacía casi mil años que la estructura crecida a una fortaleza no había sido tocada por el mundo exterior. Estaba formada por seis o siete capas de pared construidas una sobre otra. Con el correr de los siglos, a medida que las piedras originales se desgastaron, se instalaron nuevas paredes en el exterior de las antiguas, provistas de contrafuertes suspendidos. El resultado fue una melancólica mezcolanza arquitectónica cuyo aspecto dio pábulo a los rumores sobre el lugar. La abadía era la más vieja estructura eclesiástica de Francia que permanecía intacta y contenía una antigua maldición que muy pronto se reavivaría. A medida que la ronca campana retumbaba en el valle, una tras otra las monjas que aún quedaban desviaban la mirada de sus labores, dejaban a un lado azadas y rastrillos y cruzaban las largas y simétricas filas de cerezos para ascender por el escarpado camino que llevaba a la abadía.

(El Ocho)

Katherine Neville nació el 4 de abril de 1945 en San Luis, Missouri. Tiene un máster en Administración y Dirección de Empresas, así como en Literatura Africana. Antes de dedicarse a la literatura trabajó como modelo y fotógrafo, ocupando también cargos importantes en ámbitos financieros y políticos, entre ellos el de vicepresidenta del Banco de América y asesora del Departamento de Energía de los Estados Unidos. También trabajó como asesora técnica de instalaciones informáticas para empresas privadas como IBM y Deutsche Bundesbank.

Ha vivido en más de seis países diferentes y ha dado conferencias por todo el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos, y en medios tan importantes como Publishers Weekly o Voice of America.

A partir de los ochenta se convirtió en una de las novelistas más leídas del mundo gracias a su novela El ocho (1988). Luego escribió: Riesgo calculado (1992), El círculo mágico (1998) y El Fuego (2008).

Al margen de estos títulos, Neville participó en I’d Kill For That (2004), un libro de misterio en torno a un asesinato co-escrito junto a otras célebres escritoras, entre ellas Anne Perry, Marcia Talley, Jennifer Cruise y Lisa Gardner.

Sus obras combinan varios géneros, desde el histórico hasta el de ciencia ficción, con grandes dosis de intriga y esoterismo. Lleva más de veinte años casada con el investigador científico Karl Pribram, famoso por sus avances en neurociencia.

Forma parte de la directiva de varios museos e instituciones (El Museo Nacional del Indio Americano, El Museo Nacional de Arte Americano, y las Fundaciones Thomas Jefferson de Monticello y de Poplar Forest).

Actualmente vive en Radford (Virginia).

UNETE



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