. Je désive avant tout mettre mes lecteurs engarde contre une fausse interprétation des mohiles qui m’ont fait agir.
En puhliant ees pages dictées par mes opinions, je ríai point voulu faire oeuure litté-raire,je ríai pas visé á un étalage d’érudition et je ne prétends nullement imposer á quiconque mes différents points de vue.
Spectatrice placee assez prés des questions sociales actuelles pour en connaítre tous les points en discussion, et assez loin, iontefois, pour les analyser froidement et les juger sans partí pris, fapporte un tómoigiiage ajfranchi de toutes les conuentions. J’ai pensé que ce té-inoignage si’ net, si précis, pouvait intéresser ceux qui cherchent á glaner dans toutes les classes de la Société les mille et mille éléments disparates et contradictoires d’oü découlent des lecons pour le présent comme pour Tavenir.Je tiens á diré aussi que si je garde lincognito sur la couverture de mon liure, ce nest pas par timidité, mais par Tin sentiment de modestie. Je me refuse á exploiter la curiosité quéveillerait dans le public la réuélation exté-rieure de ma personnalité, mais, dautre part, je tiens á signer ce préambule nécessaire, parce queje n ai jamáis craint la critiqueet que, toute ma vie durant, le courage moral ne me fit jamáis défaut.Ceux qui voudront bien parcourir les courts chapitres de ce livrejugeront vite quils ont été écrits avec la conviction sincere que j’apporte toujoiirs dans l’expression de mes idees et de mes opinions ou dans la réalisation d’un travail entrepris en tonte indépendance d’action.Jepviesimplement mes lectenrs d’excuser des « défauts de forme » que f ai cherché á racheier par un accent loijal.(AU FIL DE LA VIE) Eulalia, Infante d’Espagne.La infanta, María Eulalia de Borbón (bautizada con los nombres de María Eulalia Francisca de Asís Margarita Roberta Isabel Francisca de Paula Cristina María de la Piedad) (Madrid, 12 de febrero de 1864 – Irún, 8 de marzo de 1958), fue una infanta de España, la hija menor de la reina Isabel II y tía bisabuela de Don Juan Carlos I.A los cuatro años tuvo que abandonar Madrid para ir con su madre y el resto de la familia real al exilio. Vivieron en el palacio de Castilla, ubicado en lo que es hoy la Avenue Kleber en Paris.Las tres infantas más pequeñas, Pilar, Paz y Eulalia se sintieron libres en esta ciudad, fuera de las estrictas normas de la corte española. Acudían al colegio del Sacré Cour, mientras que su hermano Alfonso iba al Saint Stanislas.En 1870 Isabel II abdicó en favor de su hijo. Poco después comenzó la guerra franco-prusiana que tendría como consecuencia la caída de Napoleón III que, junto a su mujer, Eugenia de Montijo, tanto se había ocupado de la familia real española. Esta se trasladó a Suiza mientras duró la contienda, volviendo a París después.Como parte de una promesa que le había hecho al difunto rey, la infanta Eulalia se casó en contra de su voluntad y por razones de Estado, el 6 de marzo de 1886 en Madrid con su primo carnal, Antonio de Orleans y Borbón, futuro duque de Galliera, hijo de Antonio de Orleáns, duque de Montpensier y de la infanta Luisa Fernanda de Borbón, y nieto del rey Luis Felipe de Francia.Eulalia contó desde el principio con el apoyo y la amistad de su suegro, el duque de Montpensier, con el que se llevaba mejor que con su marido. Fue una especie de padre para ella y ambos realizaron diversos viajes, mientras que el marido se quedaba en España. Eulalia visitó la mayor parte de las cortes europeas conociendo a todas las familias reales.El matrimonio tuvo dos hijos, Alfonso y Luis Fernando. En 1890 murió repentinamente el duque de Montpensier. Eulalia, por la impresión que le había causado la muerte de su suegro, perdió al hijo que esperaba. Su separación el 31 de mayo de 1900 produjo un escándalo en la corte madrileña, aunque era harto sabido que tanto don Antonio como doña Eulalia tenían amantes.No fue un divorcio amistoso y se sacaron a luz cantidad de trapos sucios por ambas partes. Sobre todo quedó claro como Antonio había dilapidado su fortuna con su amante, Carmen. Finalmente, dos años, después ambos cónyuges firmaron un convenio garantizando la educación y manutención de los hijos bajo custodia compartida.Según José María Zábala en su libro La infanta republicana, Eulalia mantuvo una relación amorosa con Carlos I de Portugal desde 1897 hasta el asesinato de éste en 1908. Ambos se conocían desde 1876 cuando coincidieron en Sevilla y Carlos se enamoró enseguida de Eulalia. Como ella le rechazó, se casó con Amelie de Orleans, nieta del duque de Montpensier. Eulalia siempre negó esta relación, pero una serie de cartas encontradas parecen demostrar lo contrario. Lo que sí está claro, es que nunca quiso casarse con él, porque no soportaba la idea de ser reina, no estaba dispuesta a casarse con un príncipe heredero.Uno de los motivos claves para el distanciamiento entre Eulalia y el resto de la familia real, fue la publicación de una serie de libros en los que exponía sus opiniones sin trabas.En 1911 apareció Au fil de la Vie (A lo largo de la vida), publicado en 1911 en Francia bajo el seudónimo de “Condesa de Ávila” y que fue prohibido en España por su sobrino, el rey Alfonso XIII, al ser una obra de carácter feminista y demasiado modernista, lo que provocó un escándalo sin igual en la corte española donde se prohibió su publicación.En 1915 escribió Court Life from Within (La vida en la Corte desde dentro), en 1925 Courts and Countries after the War(Cortes y países tras la Guerra) en Londres, unas Memorias en 1930 y en 1944 Cartas a su madre Isabel II sobre su viaje oficial a Cuba y Estados Unidos en 1893. En 1946 publicó Para la mujer donde reflejaba sus ideas feministas. Durante ese viaje a Cuba, Eulalia defendió más los intereses de los revolucionarios cubanos que los españoles. Fue la reina regente María Cristina quien le encomendó representar a la Corona española en un viaje oficial a Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos (Washington DC, Nueva York y Chicago). El periplo duró en total ochenta días y fue todo un triunfo personal para la infanta. Su notable “savoir faire” le ganó los corazones de las gentes de aquellas tierras. Por otra parte, su aguda inteligencia y fino poder de observación le hicieron comprender la inevitabilidad de la próxima pérdida de las últimas colonias españolas en América y la inminencia de la guerra de Cuba.Se la conoce como la “infanta republicana”, pero ella misma decía que todo aquel que no siguiera las opiniones de la corte española o se expresara libremente, era inmediatamente tildado de republicano. Le molestaba el no poder expresar su opinión, el no poder tener amigos íntimos y tener que estar constantemente actuando de cara al público.Doña Eulalia gustaba de viajar y durante un tiempo estuvo viviendo en París en una residencia para señoras que regenteaba la madre Lóriga, ya que no podía mantener casa. Durante sus viajes por Europa conoció y trató a Carlos I de Portugal, Nicolás II de Rusia y Guillermo II de Alemania, al que le unía una gran amistad.Después de que obtuviese el control de su propio dinero y pudiese evitar los despilfarros de su ex marido, que dilapidó una enorme fortuna mientras duró su matrimonio, la infanta pasó los últimos años de su vida en una villa en Irún, donde falleció en 1958, a la edad de 94 años. Está sepultada en el Panteón de Infantes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.