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Así Perú no es Perú a secas, sino
que es El Perú, distinción que no tienen Alemania, Italia, España, Francia,
Inglaterra, etc. Para gringolandia, sin embargo, calificamos como “Los” Estados
Unidos, es decir neutro plural lo que es inadecuado dado que si algo no son los
Norteamericanos es neutrales para nada.
Volviendo a los artículos,
resulta que donde se aplican con mayor objeto recordatorio es, por ejemplo
cuando se menciona “La oreja de Van Gogh”. Presumía que la música de tal
nombre, moderna y muy escuchada, era una referencia directa a que Van Gogh,
insigne pintor y loco Flamenco, debió tener una o unas orejas notables,
flamígeras y enormes, algo asi como el dumbo del arte o el elefante africano de
la pintura. La ignorancia es atrevida, asi que cuando repentinamente me enteré
de la historia original debí reconocer dos cosas: mi ignorancia en la materia y que no todo es lo que parece.
Resulta resultando que la oreja
de Van Gogh (su oreja original, el adminículo que todos tenemos a los lados de
la cabeza, quiero decir) no es música ni un conjun to de Rock sino que tenía su
historia propia. El pintor aparentemente
veneraba, amaba, quería o adoraba, no se, a tanto no llegó mi información, a
una dama flamenca como él (ojo, flamenca de Flandes, no gitana del Sacro Monte bailaora de flamenco).
Así las cosas presumo que en su peculiar situación mental, caviló qué le podía
entregar a dicha dama en prueba de su admiración, algo que saliera de si mismo,
de su profunda humanidad y se cortó la
oreja enviándosela. ¿Por qué una oreja? Pudo haberse cortado un dedo de la mano
con que pitaba o un ojo en el máximo y generoso obsequio, pero no, fue su oreja
. Explicable si hubiese sido músico, la nariz si hubiese sido perfumista o
cocinero, una mano o el brazo entero si hubiese sido lancero pero ¿la oreja de
un pintor?
¿Artículos peruanos notables?
Veamos.
Hace unos años, una chica,
aparentemente angustiada y en situación de amores frustrados, cayó en profunda depresión y también cayó
desde un piso bien alto hasta la vereda inferior. Durante semanas el caso fue
motivo de prensa, de todo tipo de prensa tanto la roja como los demás colores
porque en general la prensa local no es muy notable, que se diga.
Y a consecuencia del resultado
forense y jurídico, salió a la luz un
tema por demás escabroso en el que se cebaron todos, unos con lenguaje pretendidamente académico,
otros popular, muchos en replana: El útero de Marita había desaparecido. La
Fiscalía puso sus ojos sobre los forenses como sospechosos de la desaparición,
estos sobre los auxiliares. Los auxiliares sobre la policía, la policía sobre
los responsables del traslado del útero desde la morgue. Otros advirtieron que
probablemente el órgano en cuestión podía haber sido recolocado en el cuerpo
por pudorosos empleados de funeraria para que Marita fuese sepultada completa y
dignamente ¡vaya uno a saber! El hecho es que el útero de Marita no apareció
físicamente, aunque tuvo el destino de aparecer mediáticamente en todas partes
y, finalmente, quedó para el recuerdo en el folklore nacional y hasta hoy se
sigue aplicando su nombre con sentido artístico¿?
Pero los artículos no acaban ahí
ni prolongan su permanencia entre nosotros por casualidad. El temperamento
nativo tiende a ubicar sus ídolos o sus tótems a gusto y no importa el tema,
basta que se haga popular y que la prensa lo destaque.
Y así como “La oreja de Van Gogh”
y “el Útero de Marita, “Sarita Colonia” o “La Casa Matusita” un nuevo totem ha
surgido dentro de nuestra etnia.
Ya llevamos no meses, años, de
discutir, mediatizar, politizar, recurrir, polemizar y solicitar las opiniones
de tratadistas, médicos, abogados constitucionalistas, autoridades vigentes y futuras
y hasta eclesiásticos, sobre el nuevo tótem: como la oreja de Van Gogh y el
Utero de Marita, ahora tenemos “El indulto de Fujimori”.
Lo más curioso es que el
presidente saliente, Humala, ha dicho que
él no indulta sin opinión favorable de la comisión (lo cual es algo asi como en
futbol disparar al corner a propósito, recordando que “Dios hizo al caballo
pero el camello se lo encargó a una comisión”). Por su parte el presidente
entrante de difícil apellido
polaco-alemán ha dicho que él no indultará por nada, pero que si el
congreso aprueba una ley que permita a viejitos enfermitos retirarse a su casa
a leer un libro sentados frente a la chimenea, él si firmaría esa ley. Sería
lindo, con esa ley, ver sentaditos y juntitos a Alberto Fujimori y Abimael
Guzmán mirando televisión en la sala y con seguridad toda la prensa estaría ahí
diariamente.
Y en la calle, faltaría más,
mitad y mitad están por que salga en libertad o que se quede en cárcel para siempre
jamás.
Y no falta quien piensa si el fin
de Fujimori no estará bajo la sombra de los fantasmas de Atahuallpa, Túpac
Amaru, Salaverry y sobre todo de Leguía pues desde los Moche hemos sido
cultores sagrados de la muerte.