Las crisis como reto y oportunidad. parte I causas y efectos
Confesiones.
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Las crisis como reto y oportunidad.Parte I causas y efectos.
Esta semana la dedicaremos al análisis de los efectos
que las crisis financieras en Europa y Norteamérica van a causar
irremediablemente en nuestro país, particularmente en el estado de Quintana
Roo, fundamentalmente en el sector turístico y de cómo estos escenarios, por
obligación implicaran un esfuerzo conjunto del sector empresarial y
gubernamental, en sus tres niveles, para establecer un programa emergente de
soluciones que contrarresten estos fenómenos.
Por la amplitud de ambos temas, dividiremos las reflexiones
correspondientes en tres entregas empezando por esta, en la que abordaremos
como antecedente el resultado de las últimas gestiones oficiales tanto en los
Estados Unidos como en Europa, para comprender su influencia en nuestro país.
El acuerdo entre el ejecutivo y legislativo
estadounidense, logrado a última hora, de manera dramática a unas horas de que
el gobierno de esa nación tuviera que enfrentar una moratoria de pagos, que por
sí misma hubiera significado una catástrofe financiera, no solo en ese país
sino en el mundo entero, tendrá que considerarse únicamente como una solución
temporal como insuficiente.
La economía norteamericana queda en un amplio estado
de fragilidad, toda vez que las medidas implementadas no corresponden a una
solución integral, la disposición impulsada por el presidente Barack Obama,
sobre endeuda al gobierno en dos billones cien mil millones de dólares más.
Esta circunstancia pone sobre la mesa el riesgo
latente de una nueva recesión, sobre todo por la reducción del gasto del
consumidor y el aumento de la tasa de desempleo, que en este momento
ya rebasa el nueve por ciento, rubro con una clara tendencia a aumentar, sin
que se plantearan acciones especificas para la reactivación económica.
Ante este panorama, tanto las empresas como el
ciudadano promedio tenderán al ahorro, ante el riesgo del detrimento de futuras
inversiones y la inestabilidad propiciada por la incertidumbre.
En los Estados Unidos, se impone un sentimiento de
inseguridad, mas aun porque los recortes al gasto oficial contraerán todavía
más la economía y eso es un freno infranqueable para una eventual recuperación.
Los efectos evidentemente trascienden las fronteras de
la principal economía global, porque el acuerdo para el aumento del techo del
endeudamiento no representa una garantía para los mercados, como se observa en
la reacción inmediata de las principales bolsas de valores del mundo, que aun
con el anuncio de la resolución se desplomaron de inmediato en promedio en un
dos y medio por ciento, salvo la inglesa, que perdió menos un punto porcentual,
gracias su escasa dependencia de la relación bilateral con los Estados Unidos,
situación que se agravo aun más hacia el fin de la semana, el llamado jueves
negro, día en que el promedio de las perdidas alcanzo el cuatro por ciento y
hasta un cinco en el caso particular de Brasil.
Los principales analistas financieros coinciden en
apuntar, que como prevención ante la eminente recesión, el presidente Obama se
verá obligado a plantear un aumento impositivo que de acuerdo a las reglas
actuales perjudicara principalmente a las clases medias, en tanto no se
reestructure el escenario fiscal de ese país, en donde los grandes capitales
son los que menos pagan impuestos.
En tanto los líderes de la eurozona, han aprobado ya
un nuevo paquete de rescate de la economía griega, sin embargo la lentitud de
su determinación propago el nerviosismo más allá del problema original, que ya
había causado contagios en Portugal e Irlanda, pero sobre todo que pone en
riesgo latente a las economías española e italiana.
Como es natural la economía mexicana, ha comenzado a
resentir estos efectos, no solo por el fenómeno global, sino porque nuestra
dependencia del desempeño económico norteamericano es gigantesca.
Ahora bien, aun y cuando ya lo hemos mencionado en
ocasiones anteriores, para Quintana Roo, la influencia de estos acontecimientos
produce un desbalance muy grande en la perspectiva que se había pronosticado en
materia de ocupación hotelera, pensando en la siguiente temporada importante es
decir la de invierno, presagio alentado por la recuperación que se había venido
experimentado recientemente, después de dos años de grandes esfuerzos para
alcanzar niveles promedio entre el setenta y el ochenta por ciento de
ocupación, después de la dramática caída propiciada por la combinación de la
anterior debacle monetaria mundial y el pésimo manejo del gobierno federal en
la emergencia sanitaria.
Como resultado de la situación en Estados Unidos y
Europa, se puede considerar desde ahora una mayúscula disminución de visitantes
de esas regiones a nuestros destinos turísticos, en lo subsecuente y al menos
hasta que exista una suerte de estabilización de sus mercados, que como ya
explicamos no es una circunstancia que vaya a suceder en el corto plazo, toda
vez que las medidas tomadas en ambas regiones, no plantean la posibilidad de
una mejoría inmediata.
Por prudencia y temor, norteamericanos y europeos
reprimirán el gasto en vacaciones, porque de hoy en adelante su prioridad se
enfoca al ahorro, más aun cuando los más prestigiados analistas y especialistas
expertos en el tema de sus respectivos países los conminan y aconsejan a ello.
Lamentablemente el mayor porcentaje de turistas que
recibimos proviene de esos lugares, estadounidenses y europeos, proporcion que
se reducirá considerablemente.
Una vez que hemos analizado estos antecedentes y por
consecuencia vislumbrado sus efectos, corresponde ahora el planteamiento del
establecimiento de medidas que se orienten a reducir el daño que esto va a
causar en la industria turística de Quintana Roo, con lo que eso significa para
todo el espectro estatal, dada la dependencia económica de todas las demás
actividades productivas con este rubro, que es el que sostiene la economía
local.
El momento de tratar de anticipar, de innovar y
apostar por otras herramientas, la búsqueda de nuevos mercados, de comparar
también, lo que otros países han hecho al respecto exitosamente, para encontrar
al menos estrategias que otorguen márgenes de maniobra.
Una reflexión que pretende poner sobre la mesa
alternativas tangibles para la búsqueda de nichos de mercado, la exploración de
la posibilidad de tener otro tipo de clientes, que no solo signifique un
auxilio en la emergencia, sino la apertura de otras vías de negocio.
Sobre eso abundaremos en la siguiente entrega de esta
serie, pensando que esta desafortunada situación puede implicar la oportunidad
para ser y lograr ser menos dependientes de mercados específicos, que como
sucede ahora, si se perturban, nos afectan también a nosotros.
guillermovazquez991@msn.com
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