A los 42 años publicó su primera novela Cubridle el rostro (1962), a la que siguieron una serie de novelas policíacas de gran éxito, entre las cuales destacan: La mortaja del ruiseñor, 1971; La torre negra, 1975; Con Sangre inocente, 1980, asentó su fama como novelista; Muerte de un testigo perital, 1982; Sabor a muerte, 1987; Aparatos y deseos, 1989; o Una cierta injusticia, 1997.