Reseña "Hablaré cuando esté muerto" de Anna Jansson
TÍTULO: Hablaré cuando esté muerto.
. AUTOR: Anna Jansson.
EDITORIAL: Grijalbo.ISBN: 9788425344114Nº de Páginas: 352AÑO DE PUBLICACIÓN: 2010TEMÁTICA: Narrativa policíaca. Novela negra.La fórmula del juego del despiste es conocida y no por ello, menos efectiva si se utilizan bien las cartas. Esa es la baza de Anna Jansson en Hablaré cuando esté muerto, que nos coloca en su inquietante escenario desde el principio: un incendio donde no sabemos si Frida, la moradora de la vivienda ha desaparecido entre las llamas. Una anciana con las pilas de una jovencita (poco creíble por cierto), que en la soledad de su viudez tiene material para no aburrirse porque descubre los huesos de un infante enterrados en el jardín de su casa, que podrían estar relacionados con su marido Helge. Incluso ya fallecido, es un sospechoso de algo que no sabemos muy bien que es.A partir de aquí, Jansson nos hace cruzar las puertas de las casas, historias, secretos, rencores de la ristra de extraños y a veces excéntricos vecinos que pueblan una pequeña zona de una isla sueca. Y digo extraños, porque la autora va sembrando la duda sobre todos y cada uno de ellos.A ese juego me refería al comienzo de esta reseña. Es el pilar de una novela policiaca, donde no falta el responsable de la investigación. En este caso, la inspectora María Wern, para la que Anna Jansson tiene también su propia historia y tragedia personal.Este puzle multicoral se agita durante todas sus páginas para que a ritmo de thriller, sospechemos hasta del apuntador. Este método se explota a la enésima potencia para causar el desasosiego en el lector. No es un ejemplo de buena literatura. Todo no puede ser. Pero no es poco –ni muchos menos– conseguir que nos enganchemos rápido a este entramado de sospechosos permanentes.La lectura se torna ágil. Resulta amena. Aunque a veces, tengamos que hacer recuento de personajes. Los capítulos cortos ayudan a crear esta sensación de entretenimiento aunque la escritora nos sumerja en el ambiente sórdido y tan frío como el clima de la tierra y aunque, tengamos “entre manos” nada más y nada menos que: palas que excavan tierra en mitad de la noche, muertos que no lo están, personajes ambiguos que dan que pensar para bien y para mal…Supongo que es cuestión de gustos. En mi caso, más que la trama policiaca, he echado de menos cierta profundidad a la hora de abordar el misterio que se esconde tras los restos óseos encontrados –y otros que se buscarán– bajo los cimientos de este extraño vecindario. Dicho “misterio” podría haber dado mucho más de sí, pero la autora tan sólo lo utiliza como excusa para basar su historia. ¿Por qué no? Para eso es la creadora. Pero personalmente, me ha parecido un terreno, desgraciadamente, desaprovechado.Aun así, es cierto que son casi trescientas cincuenta páginas, que entretienen. Un muy buen rato de lectura que recomiendo.