Los maestros, los profesores, deben estar siempre del lado del niño, “ponerse la camiseta del niño”, para ayudarlo a salir airoso, en lo posible, de toda situación de amenaza personal a la que estarán expuestos, a lo largo de su trayectoria escolar; me refiero a todas las situaciones que, objetiva o subjetivamente hagan tambalear su armonía interna y provoquen líneas de quiebre en su estructura de personalidad.