De los
creadores del Chupacabras, del subcomandante Insurgente Marcos, del atole con
el dedo, del caso Paulette y docenas de desgraciadas burlas nacionales más,
llega hasta ustedes el nombramiento presidencial del nuevo titular de la
Secretaría de la Función Pública, el respetabilísimo –sarcasmo por delante y
por detrás- Virgilio Andrade Martínez.
El señor Andrade –quien por cierto no es mi
pariente- se encargará, entre otras cosas, de seguir de cerca las acciones y
los asegunes financieros de Angélica Rivera de Peña, Luis Videgaray y el propio
señor Peña, para determinar, -ayudado de un panel conformado por personajes
dignos de la misma respetabilidad que los ya mencionados- si durante su gestión,
alguno de estos, han incurrido en conflictos de interés -corruptela y nepotismo
pues, pa’ que me entiendas-
Con este tipo de acciones, la presidencia de la
república y el “nuevo” pri, no solo nos demuestran que su interés por México y por
los mexicanos es absolutamente nulo, si no, que también, su propia
imagen pública y el nombre de sus non sanctas progenitoras, les resultan igual
de importantes que a un secuestrador la legalidad y el trabajo duro, porque,
¿quién en su sano juicio podría creer que un personaje de la altura intelectual
de enrique peña, tendría permiso de nombrar a alguien “completamente ajeno a
sus intereses” -y los de sus dueños- con la apropiada, debida e innegable
capacidad investigativa y con la requerida honestidad para sacar a la luz
pública, el sin fin de crímenes, traiciones, ilícitos, corruptelas y anexas, en
las que el señor "presidente" pudiera estar y está involucrado?,
¿quién en su sano juicio podría creer en un montaje de la envergadura del
mencionado, donde el títere más grande de la nación expone su tranquilidad y la
de su familia de manera voluntaria a semejante nivel?
Y sin
temor a equivocarme digo, todos los mexicanos que podamos presumirnos
inteligentes, pensantes, interesados en el cotidiano nacional, razonables y
realistas, sabemos a ciencia cierta lo que va a suceder, el títere del títere
-Virgilio Andrade y sus patrones-, declarará, al cabo de unos días que, después
de una extenuante investigación, de un titánico papeleo titánico y de una interminable
lista de acciones transparentes, responsables y nacionalistas -¿si captas el
sarcasmo implícito en mis palabras querido leedor?- el señor peña, su esposa y
la perrada política relacionada, son completa y enteramente inocentes, una condenada
parvada de blancas palomitas que han obtenido sus millones y sus puestos de
manera virtuosa, decorosa, honorable, digna y hasta plausible y que nosotros,
la desagraciada mexicanada, hemos vuelto a cometer la barbaridad de ser, como
siempre, una bola de desarrapados, desleídos y hojaldras que solo andamos
detrás de la crítica deconstructiva e infantil para con nuestros pobrecitos
mandatarios –quienes virtualmente se deben al mandato del pueblo- y que nunca,
desde sus cunas y hasta la esfera penúltima de la nación, han incurrido en
falta alguna –los calentarios de botica y talachería de la gaviota no cuentan-
que ponga en duda, todo el amor, la dedicación y la entrega que para con esta
nuestra nación, han tenido.
Leedora, leedor queridos, en serio, llevamos
demasiados años siendo sujetos de burlas como esta –incluso peores-, de
personajes como estos –incluso más inteligentes- y de estafas semejantes, ¿Cuándo
será el momento idóneo para ejercer tu derecho de réplica, de queja, de voto INTELIGENTE
y de reclamo?, ¿acaso estamos esperando a que nos lo quiten todo y con una
sonrisa en la trompa nos exijan un aplauso y un agradecimiento por ser las
luminarias administrativas que ellos mismos se han hecho creer?
Estamos ya en las mentadas precampañas
electoreras y podemos tomar un sinfín de acciones funcionales para comenzar a
modificar el rumbo de nuestra nación –nuestra de NOSOTROS, no suya de ellos-,
pero el primer paso no ha sido dado, los mexicanos estamos obligados a
informarnos e informar a los demás, el voto no se anula –digan lo que digan
Sicilia y sus lamedores de zapatos y la perrada intelectualoide mexica-, el
voto se piensa y se decide, no se regala y la voz se alza, no se traga porque
ni alimenta.