Octaviano: “Lo había visto y pensé: ¿porqué continúan
sacando artículos sobre Neanderthales como si fueran nuevos descubrimientos?”
Busqué y
encontré ese artículo en Scientific American con pocas variaciones excepto al
final en que se discute un poco la aproximación temporal de las
conclusiones. También
encontré el siguiente comentario:
“Gittin' kinda tired of seeing evidence that
scientists don't read each other's published papers and that SciAm seems unable
to catch contradictions as those given here. FOR A FEW YEARS NOW, it's been
widely stated that modern humans have around 3% Neanderthal DNA. Now that could
not be unless there was some interspecies boinking going on circa 40000 BCE.
LOL”
Como puedes ver
refleja un poco el comentario que ya había hecho en Twitter. La investigación del genoma Neanderthal se inició
el 2006 y se tuvo un borrador del genoma completo para el 2009. Originalmente se declaró que no había nexo
con humanos modernos. Un descubrimiento
cercano, en el mismo proyecto, cambió esas ideas al notar que el DNA se
transformaba con su edad desde que había estado en un ser vivo (algo como decaimiento). El revisar esos cambios y como se daban, permitió
hacer una extrapolación que fue considerada con un alto rango de confiabilidad
(>95%). Para el 2007, con esos
resultados, ya no se pudo seguir negando que los Neanderthales estaban en
nuestro árbol genealógico.
El 3% al que se
refiere el comentario es un porcentaje relativo de diferenciación de
especies. No precisamente la cantidad
de DNA similar. Para explicarte esto,
considera que aún tenemos algo del DNA de criaturas unicelulares que iniciaron
la vida en el planeta. Mientras más
cercano a nosotros en la evolución, un organismo tendrá más y más DNA similar
al nuestro. Por ejemplo, los pares
básicos del genoma humano y del Neanderthal son idénticos en un 99.7%, mientras
la relación humano-chimpancé varía desde un 98.8 hasta un 94% según el estudio. Entonces, para diferenciar, lo que se
considera es la posible contribución de DNA de los Neanderthales a los humanos modernos
en el pequeño rango en que nuestros genomas no son idénticos, de ahí surge la
figura del 3%. Para finales del 2006 se
consideraba de 1 a 4%. Estudios más
recientes han ampliado el rango de 1 a 9%.
La comunidad
científica de antes de los 1970s se consideraba una gran hermandad universal en
la que se trabajaba por el bien de la humanidad sin considerar doctrinas
políticas. La mayoría llevaba vidas muy
especiales creando fama de atolondrados, distraídos, obsesos, etc. Un ejemplo claro de la obsesión por crear
conocimiento que ilustraba la personalidad del científico son los sacrificios
de Pierre y Marie Curie en su investigación de substancias radioactivas. Sacrificio social y económico inicialmente, para
empezar y desarrollar su investigación, y sacrificio de su vida posteriormente
por exposición.
Esa dedicación a
crear conocimientos por el bienestar de la humanidad, empezó a cambiar con la inclusión
de grandes grupos de científicos en las fuerzas armadas de EU durante la 2ª Guerra
Mundial y con los mecanismos de seguridad que surgieron en ese tiempo para
impedir que sus investigaciones llegaran a manos de los comunistas. Si, puede uno reírse un poco, la seguridad
era contra los comunistas “aliados” de EU en ese tiempo en la lucha contra El
Eje no contra éste mismo. La razón de ello,
era que la mayoría de los científicos de EU de aquellos tiempos abrazaban doctrinas
comunistas o socialistas como la evolución sociológica natural a la especie.
Robert
Oppenheimer, que dirigió la investigación de la bomba atómica, había sido
miembro del partido comunista de EU, así como varios de sus colegas de Berkeley
que llevó consigo a trabajar con él. Ya
para esos tiempos ese partido había sido proscrito y se consideraba un estigma
grave haber pertenecido a él. Los
problemas que el FBI causó en la vida de ese equipo deben estar bien
documentados en cualquier biografía de Oppenheimer y, obviamente, aumentaron
mucho después de terminar la 2ª Guerra Mundial. A esto le podemos añadir la creación de más
y más departamentos de Investigación y Desarrollo en grandes empresas con los
que también se implementa el espionaje industrial y tenemos las bases para un
gran cambio de ideología en el mundo de los científicos.
Para los 1970s,
muchos de los científicos de EU aún proclamaban la hermandad y el trabajo por
el bien común de los científicos del mundo y, básicamente, la educación
científica en el resto del mundo hacía hincapié en ello. Pero, la existencia del científico
librepensador en EU estaba llegando a su fín, ya la gran mayoría estaban
infectados por un anticomunismo furioso que tenía años (desde los 1920s) siendo
empujado en la mentalidad del pueblo de EU.
Empecé a leer el
Scientific American unos dos años antes de entrar a la universidad. Mis intereses y mi ocupación en aquellos
tiempos, hacían que me interesara más en la bioquímica que en cualquier otra
área de las investigaciones publicadas en la revista, pero también me fijaba en
funcionamiento de células, sobre todo intercambios químicos a través de sus
membranas. Fue una sorpresa agradable
cuando en 2º año de universidad, el curso de citología fue impartido por un
refugiado político chileno con un doctorado en La Sorbona, que insistió que
basáramos el curso en los artículos de esa revista. Era un curso de 5 o 6 semanas en las que
teníamos que cubrir todo lo publicado sobre citología en la revista desde sus
orígenes.
Utilizar el
Scientific American de esa forma hizo que me diera cuenta de la importancia de
la revista y de cómo cada artículo te iba acercando a una realidad más
concreta. Estaba “sintiendo” el proceso
del avance del conocimiento en esa área en particular. Desde el primer semestre se nos había estado
recalcando la importancia de la investigación para generar conocimiento, de
cómo debíamos de estar familiarizados con los “Journals” de cada especialidad, de
cómo debíamos ser capaces de leer en por lo menos otro idioma, se nos recomendaba
inglés, japonés y alemán, que eran los idiomas en que los “Journals” estaban
presentes en la biblioteca.
La existencia de
Journals de especialidades me había hecho subestimar la importancia del
Scientific American. Estudiar citología
en esa revista hizo que me diese cuenta de lo serio que era publicar en ella y
de lo completa que estaba. La razón de
estar al pendiente de publicaciones periódicas era sobre todo para aprovechar
tiempo y recursos no doblando una investigación que ya se hubiera hecho y para
iniciar la nuestra con todas las bases que hubiese disponible en el mundo. Por eso la obligación de poder leer en más
de un idioma y no esperar a que hubiese traducciones pues ya no estaríamos al
día. Con leer inglés era suficiente
para enterarnos, por medio del abstract, un resumen en inglés de la
investigación con que se inicia cualquier reporte de investigación seria, de que
se trataba la investigación y, sabiendo de que se trataba, decidir si la traducíamos
completamente (una gran ayuda si la investigación estaba escrita en un idioma
totalmente extraño).
Como podrás
darte cuenta, es importante para avanzar en la evolución del conocimiento,
revisar la metodología de la investigación asegurándose de que se ha empleado
el método científico correctamente. Con
suficientes conocimientos sobre el tema será uno capáz de decidir la bondad de
la investigación y la aceptación del intervalo de confianza que se reporta en
ella. Confiando uno en resultados,
procederá quizás a realizar una investigación que complemente a la ya realizada,
ampliando de esa manera nuestro rango de conocimientos. Pero, tratándose de temas en los que
interviene la vanidad y en los que existen deseos de un resultado previsto
estamos viendo repeticiones y repeticiones desde el 2006 de los mismos
experimentos cambiando ligeramente esto u lo otro con la intención de que
teorías específicas sean apoyadas por resultados de investigación. Por eso el comentario
de “Gittin' kinda tired of seeing evidence that scientists don't read each
other's published papers”. Sí se han notado pequeñas aportaciones con la repetición
de investigaciones, pero también he considerado que la confusión ha aumentado
al estar siendo bombardeados con conclusiones contradictorias.
Una mente que
funcione con dogmas hará un papel pobre en la creación de conocimiento. Ahí es donde entra en juego, en forma
negativa, el nacionalismo religioso anticomunista de gran parte de la población
de EU. Revisando la historia de los
descubrimientos científicos en EU de la 2ª mitad del siglo XX, notaremos que la
mayoría fueron hechos por estudiantes extranjeros que acudieron a realizar su
maestría o doctorado en ese país y por inmigrantes o por hijos de inmigrantes
(first generation americans). Recordemos
que hay mucha diferencia entre creación de conocimiento (ciencia) y el uso de
ese conocimiento en una aplicación práctica (tecnología).
Para finales de
los 1970s era obvio que existían dos escuelas diferentes (corrientes de
pensamiento) en ciencias como la Psicología y la Sociología, una americana y
otra europea. Básicamente la escuela
europea era socialista, mientras que la escuela americana explicaba el status
quo y buscaba acomodar al individuo.
Otra gran diferencia que creaban estas dos corrientes era la existencia
de la Ergonomía en Europa y de la Ingeniería del Factor Humano en EU. Se puede decir que la Ergonomía acomodaba el
área, el ambiente y las herramientas de trabajo al individuo, considerando
también psicología y sociología, mientras que la Ingeniería del Factor Humano consideraba
el diseño físico espacial del área de trabajo y de las herramientas para
acomodar al individuo.