Durante las últimas semanas hemos sido testigos –o partícipes según sea el caso- de una serie de movilizaciones sociales que tuvieron su punto de partida tras la disconformidad a la aprobación ambiental obtenida por HidroAysén en mayo pasado, que dio paso a multitudinarias manifestaciones a lo largo de todo el país generadas por este sorpresivo -para el mundo político- movimiento ciudadano, de carácter nacional, en repudio al proyecto hidroeléctrico. A éstas se han sumado las manifestaciones de estudiantes universitarios y secundarios, las que han venido acompañadas con la toma de una serie de universidades y liceos públicos.