. En la historia reciente de Europa, y en determinadas culturas en la actualidad, no apreciamos una revisión seria de los errores cometidos en el pasado.
“El mayor hereje de la historia”, tal es la consideración que obtuvo Miguel Servet en vida. Si repasamos la lista interminable de quienes fueron condenados por herejía, semejante título nos ha de llevar, por necesidad, ante un personaje singular. Su obcecación por teorizar sobre los principios cristianos le granjeó la enemistad de católicos y reformadores en igual grado. De todas las “aberraciones” que su mente fue capaz de concebir, una destaca sobre las demás: la negación del dogma de la Trinidad.
José Luis Corral narra la historia del librepensador aragonés en su último año de existencia. Unos meses marcados por la intransigencia religiosa que vela por su integridad con teas en vez de palabras. A consecuencia de la publicación de su libelo restitución del cristianismo, en tan breve espacio de tiempo padeció dos juicios por herejía (uno por parte de católicos y el otro por cuenta de los reformadores) con similares cargos e idéntica sentencia.José Luis Corral nos describe unos personajes humanos, firmes, fieles a sus creencias y humanamente contradictorios. La oposición del bien al mal en el Médico hereje se establece en el mundo de las creencias. Es ahí donde hayamos de forma definida una dualidad que enfrenta a la búsqueda de la verdad con la cerrazón del dogma, al libre albedrío con el determinismo, a la razón con la fe y a la libertad con el terror. Sin embargo, para sus protagonistas Corral no ha reservado unos trazos tan marcados. Miguel Servet y Juan Calvino se describen con valores ejemplares y con raíces que se alimentan de la energía narcisista de quienes se autodesignan elegidos por Dios.El relato nos lo presenta un narrador que desgrana la historia, a la vez que se sirve de los pensamientos de sus personajes y de unos diálogos que resultan esclarecedores. Todo al servicio de una trama que, no por sabida, pierde el interés en los hechos que se narran.En su búsqueda de la verdad, Servet supo de los himnos órficos, de los textos herméticos, de las obras de Plotino, Aristóteles y Platón. Sobre este último filósofo, la novela no aclara qué libros leyó del sabio ateniense. Dadas las semejanzas que se aprecian, el lector se preguntará si el médico aragonés conoció el diálogo: Apología de Sócrates. Los paralelismos que se producen entre ambos personajes son evidentes. Ambos fueron juzgados por sus ideas, “las cuales corrompían a los buenos ciudadanos”. Los dos ejercieron la defensa de su causa. Tanto Sócrates como Servet inclinaron la balanza en su contra por lo inmoderado de sus alegatos y la “soberbia” de su postura ante el tribunal. El resultado de su encausamiento fue el mismo y ambos se despidieron con similares argumentos acerca de la inmortalidad del alma. Quizás Servet no supo nada de esto y ha sido fruto de la imaginación de un escritor pero, ¿acaso no resulta más inspirador imaginar la existencia de un vínculo entre dos pensadores separados en el tiempo por dos mil años? Dejemos la real para los libros de historia… en la novela, lo extraordinario es posible. José Luis Corral García, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza y reconocido novelista. Ha realizado varios programas de radio y televisión sobre divulgación histórica, como especialista en la Edad Media. Reconocido como «el maestro de la novela histórica española contemporánea», José Luis Corral es autor de una treintena de ensayos y libros de investigación histórica, y de dos centenares y medio de artículos de Historia en diversas revistas españolas y extranjeras… Ha publicado 19 novelas, destacando “El Cid”, “El salón dorado”, “Numancia”, “El número de Dios”.Reseña realizada por Antonio Lozano con motivo de la asistencia de José Luis Corral el día 20 de febrero a las 20h en nuestras instalaciones del Centro Imaginalia.