Las dos principales ciudades de Ecuador han sufrido en los últimos
años de modificaciones en zonas turísticas por excelencia: en Guayaquil
la construcción de su cinta costera y en Quito la remodelación de su
casco antiguo. Por otro lado, en Argentina, específicamente en Buenos
Aires, el contraste entre el centro del Gran Buenos Aires y las modernas
construcciones que se edifican alrededor de Puerto Madero dan la
impresión de ser dos lugares diferentes. Así podemos describir ejemplos
de sitios en nuestra Latinoamérica que han sufrido modificaciones a su
concepto original para dar paso a progreso, calidad de vida y sobretodo a
un desarrollo turístico.
En Panamá, luego de la
construcción de la entonces muy criticada por los que ejercían la
oposición política y hoy gobiernan, la llamada Cinta Costera, terminó
siendo un proyecto insignia, en el cual no solo se avaló lo que se
criticaba, sino que además se contrató a la misma empresa brasileña para
su construcción. La tercera fase de este proyecto tiene empantanado al
Ejecutivo en una discusión con los residentes del Casco Antiguo, la
UNESCO (que determina las reglas a seguir para los Patrimonios de la
Humanidad) y otras fuerzas sociales, por la forma como se va a construir
y el fondo del mismo.
Señalé algunos ejemplos que tienen
algo en común: fueron iniciativas municipales. Así podemos adicionar los
cambios que han tenido Bogotá y Medellín, entre otras. La clave ha
estado en la proximidad de las autoridades a los ciudadanos.
En
cambio, nuestros gobernantes trabajan estos proyectos de manera
centralizada, en torno a estructura burocráticas inflexibles que solo
siguen instrucciones y poco se consulta la ciudadanía. Un proyecto de
desarrollo bien explicado y que beneficie a todos los ciudadanos
difícilmente podrá tener oposición.
En la transparencia y
la consulta ciudadana está la clave para este y otros problemas del
gobierno del Presidente Martinelli. Parece ser aconsejado por personas
con falta de manejo político y clara impericia en la construcción de
políticas públicas y consenso ciudadano. Estos han impedido que el
mandatario pueda ver que ese ruido que tanto molesta a los gobernantes
es generado por la propia iniciativa de quienes deberían ayudarlo a
solucionar y no todo lo contrario. Las encuestas revelan que el
Presidente Martinelli algo está haciendo bien para mantener niveles de
apoyo envidiables comparado con otros mandatarios. Pero estos apoyos son
como la inversión extranjera: volátiles y nerviosos. No se debe jugar
con el capital político ni ponerlo en peligro en discusiones estériles.