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Recreación
de las dificultades de los obreros republicanos para reintegrarse en la
nueva sociedad creada por los ganadores de la guerra civil. El ambiente
es el del trabajo, las diversiones, las opiniones, los anhelos
frustrados y la incertidumbre de la vida en el Madrid de la inmediata
posguerra y años sucesivos. El barrio, los aldeaños de la glorieta de
Cuatro Caminos.
Destaca la figura de
Enrique, pero sin que pueda hablarse de protagonismo. El tema de las
depuraciones y la represión de la inmediata posguerra, como resultado de
la derrota, abre la novela. Madrid ha caído: <>. Los años pasan y lentamente surgen las mejores.
Se inicia la ayuda americana y la paulatina recuperación económica, que
se une a la recuperación y aceptación de la nueva vida de los
personajes.Por el barrio de Cuatro
Caminos pasan los personajes y allí los hechos se concentran más en
detalles. De allí irradia al resto de la ciudad y cerca de allí tiene
lugar la acción clandestina que organiza la huelga. La inseguridad de
quienes habían colaborado con la República, los favoritismos a los
trabajadores más adeptos al régimen, la monotonía y la explotación
sistemáticas, las restricciones eléctricas, y la continua llegada de
inmigrados a las zonas suburbiales son los ambientes más frecuentes. Las
condiciones de trabajo representan una constante en la narración y son
para los personajes su principal obsesión. Quienes no consiguen un
empleo malviven con el robo, algún oficio marginal como el de trapero o
vendedor de tabaco procedente de la recogida de colillas, y no falta el
de prostituta. Para quienes no consiguen nada les queda el tráfico de
influencias o el mercado negro. Y en una sociedad injusta y represiva,
grandes son los huecos para el miedo y la rabia. Son los ambientes del
momento histórico en unas calles en las que a veces aparecía “un grupo
de Flechas que marcaba el son de un tambor”. La primera reacción del
pueblo contra las instituciones y la huelga clandestina de transportes
públicos, cierra la novela. El principio viene a unirse así con el final
y el ambiente de guerra inicial va diluyéndose en otras necesidades en
el centro del relato y se convierte en lucha política en las últimas
páginas. Como preparación a la huelga, Enrique y sus amigos han estado
distribuyendo propaganda para fomentarla. La
acción está referida a varias familias, amigos o allegados más o menos
ligados por su ideología política durante la guerra y se gesta mediante
la suma de acontecimientos. Los personajes son arquetipos que no tienen
individualidad, sino rasgos generales, protagonistas de pequeñas
anécdotas, de breves historias, de situaciones unidas por un tiempo y un
espacio, y un trasfondo político en que se presta escasa atención a la
burguesía. Para muchos lectores es un fiel testimonio de las
dificultades de aquellos que colaboraron con la República y tuvieron que
vivir como perdedores. De aquella agresión social nace el sentido de
lucha de clases que defiende la novela, apoyado por la militancia
política de su autor que se erige en historiador testimonial para dejar
plasmada la vida en los años de posguerra y su evolución. Su condición
de novela no publicada en España le concede un grado de libertad en el
tratamiento de los temas y le permite abordar asuntos infrecuentes en la
narrativa de la guerra civil y sus consecuencias. Por eso dice Sanz
Villanueva que el escritor consigue <>.