La ansiedad es una emoción común a todos los seres humanos, está presente durante toda la vida y como todas las emociones cumple una función, como por ejemplo prepararnos ante lo que podría ser peligroso y por lo tanto se activa frente a la percepción de una amenaza o peligro.
Evolutivamente ha servido al ser humano para sobrevivir, preparándolo para la huida o la lucha. Su finalidad es adaptativa, generando protección frente a posibles peligros. Podemos decir que funciona como un sistema de alarma interno.
La respuesta de ansiedad puede manifestarse como síntomas corporales y/o a través de lo que pienso y también de lo que hago.
A nivel cognitivo los síntomas más comunes son: estado de constante preocupación , irritabilidad, sensación de no poder concentrarse o de tener la mente en blanco, inquietud persistente por temas cotidianos, impaciencia, dificultad para tomar decisiones, pensamientos negativos hacia uno mismo o hacia los demás, temor ,miedo etc.
Anivel fisiológico (el cuerpo se prepará para escapar ante el peligro percibido)los síntomas son: tensión muscular , sudoración, palpitaciones, taquicardia, molestias gástricas , sequedad de boca , dolores de cabeza, nauseas, mareos, reacciones de sobresalto y por útlimo alteraciones del sueño ( propias del mantenimiento de la ansiedad).
La ansiedad, como cualquiera de las emociones , es útil y adaptativa en muchas situaciones de nuestra vida (siempre que impliquen un peligro real), por ejemplo ; para ponernos a resguardo ante cualquier situación externa verdaderamente peligrosa como puede ser un animal peligroso o estar a punto de ser atropellados. También es muy útil en otras situaciones como empezar a estudiar ante un examen importante o entregar a tiempo un tarea en nuestro trabajo. Son situaciones puntuales en las que la ansiedad nos ayuda a resolverlas y es un aliado, es controlable y comprensible por la tarea que tenemos delante, aunque a veces no sea cómoda. Este tipo de ansiedad no implica un sufrimiento grave, sería la “ansiedad buena”.
Sin embargo, a veces ocurre que toda esta preciosa maquinaria de prevención de accidentes y demás desastres no funciona como debiera y se dispara la reacción de alarma ante estímulos inofensivos. El inconveniente es que esta respuesta ancestral que era muy buena para huir de los depredadores ,ya no es tan buena para afrontar las dificultades del día a día. De nada me sirve estar preparado para correr cuando me enfrento a un exámen o a una situación difícil en el trabajo. Es más, la mayoría de las ocasiones resulta contraproducente.
Cuando empiezo a observar que la ansiedad esta empezando a condicionar mi vida es el momento de solicitar la atención de un experto para poder evaluar los factores que me han llevado a este punto y comenzar a aprender nuevas estrategias para poder evaluar y afrontar estas situaciones de modo adaptativo.