La CEOE está aprovechando las vacaciones de verano —ese privilegio laboral caduco y desproporcionado, que diría su director de relaciones laborales, De La Cavada— para continuar, con toda virulencia, sus ya clásicos ataques a los derechos de la clase trabajadora. Ahora le ha tocado el turno a su presidente, y ministro de Empleo adjunto, Joan Rosell —con el eco posterior del vicepresidente, Arturo Fernández—; que renombra esos derechos laborales como "privilegios".