Un señor encontró a su vecino, un anciano de 86 años, haciendo hoyos en la tierra “¿Qué estás haciendo, Juan? preguntó. Plantando árboles de mango, replicó el anciano ¿Esperas comer mangos de esos árboles? dijo burlándose el vecino. No, a mi edad sé que no lo haré, habló el anciano. Pero toda mi vida he comido mangos, y no de un árbol que yo haya plantado. No hubiera yo tenido esos mangos si otros hombres no hubieran hecho lo que yo estoy haciendo ahora. Sólo trato de pagar a quienes plantaron los árboles de mango para mí”. Este breve cuento ilustra bien uno de los anhelos y preocupaciones del Papa Francisco desde el inicio de su pontificado: el cuidado responsable de la Creación. Lo recordó ya en su última encíclica e hizo referencia a ello en la invitación al encuentro de Río con los jóvenes, de ser custodios de lo creado.