Siria, sin duda, volvió a
ser el tema principal de la
reunión del G-8. En ocasión de su
inauguración, Washington anunció que
tenía pruebas de la utilización de armas químicas por parte de
las fuerzas gubernamentales sirias y que en consecuencia aprobaba la
ayuda militar a los rebeldes.
En contrapartida, la posición de Rusia, a pesar de los intentos de
occidente de lograr su aislamiento
internacional, se mantuvo firme, al punto que
denunció como inconsistentes los intentos de vincular los supuestos
hallazgos de utilización de armas
químicas por el gobierno sirio, con el apoyo militar a los alzados, y que la
intención real de dicho anuncio, no era
otra, que la de descarrilar la Conferencia internacional de paz para Siria, que
próximamente convocarían Rusia y los Estados Unidos.
Se presume que en la misma, los
participantes una vez más intentarían auscultar formulas mutuamente aceptables para terminar con el derramamiento de sangre en ese país a
través del diálogo entre la oposición y las autoridades. Sin embargo, debido a
los acontecimientos denunciados y las
intenciones de Washington, el conflicto político interno en Siria tiende a profundizarse,
dejando latente la posibilidad de una intervención internacional abierta.
Es evidente que un acuerdo político es la única forma de enfrentar la
crisis siria. Tal perspectiva de solución fue avalada en la Declaración final de la Cumbre del G-8 y
lo más importante, fue que confirmó la
idea de convocar una Conferencia Internacional sobre Siria, para implementar el
totalmente Comunicado del 30 de junio de 2012 emitido en Ginebra, suscrito por China, Rusia, EEUU,
Francia, el Reino Unido, Turquía, la Liga Árabe, la ONU y la Unión Europea que establece un órgano gubernamental de transición y la implementación de una serie de pasos, por consentimiento mutuo
de las partes en conflicto. El texto consensuado, alude también a una revisión del orden constitucional
y del sistema legal.
El siguiente
paso sería una nueva redacción de la Constitución siria, que debería someterse
a la aprobación popular.
A contrapelo de lo aprobado entonces, recientemente el Senado de
los Estados Unidos modifico la
Ley de Autorización de Defensa Nacional,
al aprobar una Enmienda a la Ley de
Defensa de la nación 2013, en la cual le solicita al presidente Barack Obama,
presentar ante el Congreso un Plan de
oferta potencial para intervenir militarmente en Siria e imponer una zona de exclusión aérea sobre ese
país. La
Ley exige al Pentágono un Informe
de las actividades militares de
Washington, para degradar el
poder aéreo del gobierno que es
utilizado contra sus opositores.
En consecuencia, el reciente
planteo de ayuda militar norteamericana,
con el argumento o conjetura del uso de armas químicas por Damasco, parece fuera de lugar ante la posibilidad de convocar
una conferencia internacional sobre Siria y como resultado de una
noticia aparecida en internet que
destaca que, conforme a fuentes provenientes del Estado Mayor
turco, a principios de junio, el Presidente de los Estados Unidos Barack
Obama, sin notificar al Congreso aprobó una resolución, que lo
autorizaba para destruir
importantes objetivos en territorio sirio, decisión que Washington comunicó a sus más cercanos
aliados en la región, incluyendo a Ankara. En otros términos, todo apunta a que es posible que se actué de
manera semejante a lo ocurrido con los últimos a ataques a
Libia, donde se envió una simple
nota a los legisladores informando de las acciones militares, o lo actuado por
Reagan, en 1986, también contra Libia, o
las acciones de Clinton en Serbia;
acciones todas ejecutadas, sin consentimiento del Congreso norteamericano.
Como es conocido, las fuerzas de operaciones especiales
estadounidenses ya están desplegadas cerca de la frontera con Siria,
supuestamente para participar en ejercicios militares conjuntos con Jordania y
unidades de defensa aérea con misiles patriot en posición de ataque.
Sin entrar en paralelismos
con la
invasión estadounidense en Irak, los actuales argumentos, no parecen del
todo convincentes pues recuerdan los que esgrimió la Casa Blanca sobre la utilización de armas químicas por parte de
Damasco. Solo basta recordar, la
argumentación utilizada para justificar
la invasión anglo-estadounidense de Irak en 2003. En tal
oportunidad, Colin Powell en una reunión
del Consejo de Seguridad de la ONU, blandió una prueba del supuesto uso de
esporas de ántrax como demostración de
existencia de armas químicas y
biológicas de Saddam que resulto, sal de mesa común.A juzgar por la evolución
de la situación alrededor de Damasco, el Presidente norteamericano, Barack
Obama sigue el camino de su predecesor George W. Bush.
Así, los Estados Unidos para proteger a los refugiados y los
"rebeldes sirios", que son capacitados por instructores
estadounidenses en Jordania, proponen organizar a lo largo de la frontera con Siria, una “zona
libre de acciones militares”. Expertos
del Pentágono, también han limitado una
zona de exclusión aérea, que debe cubrir 25 kilómetros dentro de territorio sirio, la cual estaría bajo el
paraguas de misiles Patriot y aviones
de ataque F-16; mismo que estarían
estacionados en Jordania. Tal
estrategia militar de apoyo a la insurrección interna, no
requeriría la autorización del Consejo
de Seguridad de la ONU, comoquiera que los
Estados Unidos no estarían
planeando invadir el espacio aéreo sirio.Se advierte la repetición utilizado en 2003 en
cuando Saddam Hussein fue acusado de no sólo del uso de armas químicas,
sino también de la intención de utilizar armas nucleares, lo
cual resultó totalmente falso.
En el caso sirio, la tradicional "revolución de color" no ha logrado cuajar y la salida militar
utilizada por los que combaten el
régimen, tampoco ha dado los frutos
esperados, al punto de estar en los
albores de sufrir una derrota
estrepitosa, que ni siquiera les permita negociar, como actor válido. Todo ello, a pesar de que la
"ayuda humanitaria" a la oposición siria en forma de equipo militar
letal, que el año pasado alcanzo la suma de 250 millones de dólares, para a finales del año 2013, se calcula que será aproximadamente de 515 millones.
Al final, Washington concluye, que
tal como están planteadas en el terreno las cosas, es tiempo de
intervenir en el conflicto, de lo contrario se desvanecerán las posibilidades
de derrocar al gobierno de Damasco. Esta
es la razón de la utilización del argumento de uso de armas químicas como
justificación para deshacerse de
Bashard Al Assad.
Así,
finalmente se cayó la máscara.
Estados Unidos han manifestado abiertamente su apoyo militar a la oposición siria,
método este que no es nuevo, sino que se
ha convertido en un arma versátil en manos de la Casa Blanca, cuando un
gobierno reniega "bailar" su melodía.
Por Euclides E. Tapia C.
Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá