. El Índice Miseria de A. Okun
The Economist publica de la semana pasada el
Índice de Miseria en el mundo, actualizado para 2011; nada de sorpresas
respecto de Venezuela que no hayamos adelantado a principios de la revolución,
un proceso político que en lo económico y social se caracteriza por reducir el
ingreso promedio del ciudadano, fenómeno que, entre otros ocurre por expansión
ilimitada del sector publico, del Estado/gobierno, dirigida a crear empleo. De hecho, la abundancia relativa de
recursos fiscales –petróleo, impuestos y deuda- le ha permitido al gobierno
incrementar niveles de empleo en el margen del salario mínimo. Las
consecuencias sociales y económicas pueden verse en el Indice Miseria, aunque
sus detalles técnicos no los describiré en esta nota, por razones obvias.
El Índice Miseria fue construido
por A. Okun, un economista americano en
los años 70 para evaluar el impacto socioeconómico de dos fenómenos
económicos de la época, y que
caracterizaron un entorno económico conocido como estanflación; un ambiente
económico e institucional capaz de mostrar fenómenos contradictorios -en
apariencia- en una combinación de inflación con
estancamiento, un ambiente económico creador de pobreza, independiente
de que la economía pueda crecer, en virtud de los efectos redistributivos de la
inflación sobre los sectores de menores ingresos. Se pensaba, sin embargo, en
esos tiempos que algo de inflación generaba crecimiento y reducía el desempleo
(hoy se experimenta nuevamente por cierto).
Así el Índice se forma agregando el desempleo y la inflación como
componentes principales.
La preocupación por los efectos
de la inflación y el desempleo por estancamiento llevo a muchos países en esos
tiempos a financiar el “estado de bienestar y seguridad social”, parcialmente
con deuda pública y con fuerte presión tributaria (elevando impuestos). En
mucho la crisis fiscal actual de Europa, conocida como la crisis de la deuda
publica, tiene ese origen, pagar un estado de bienestar con impuestos, hasta
que el fisco reviente, como ocurre en la actualidad con Grecia, España, Italia,
pero abarca toda Europa.
2. El empleo y la perversión del mercado
laboral
Esa intervención del sector
publico, Estado/Gobierno en el mercado laboral atrae, por la naturaleza
social-populista del gobierno a una fuerza laboral no calificada, con lo cual
se pervierten los incentivos naturales del individuo al progreso en base a las
mejoras de su capacidad, experticia, entrenamiento, formación técnica,
educación, etc., reduciéndolo a un asalariado en los márgenes del salario
mínimo. Este el caso de las misiones y
otras estructuras de empleos dependiendo de la nomina del sector publico,
supernumerarios con ascendencia política, para expresarlo de alguna manera.
Este fenómeno sociopolítico ha sido casi natural en las últimas décadas; sin
embargo, en el marco de la revolución bolivariana y Socialismo S XXI actual es un
objetivo político dirigido a someter las libertades del individuo, haciéndolo
dependiente del Estado como asalariado o beneficiario de alguna acción política.
Esta transformación del mercado
laboral, comprime a la clase media, surgiendo –en su remplazo- una nueva clase
–de rentistas absolutos- constituida por dirigentes políticos a todos los
niveles, funcionarios públicos enlazados políticamente en las estructuras
políticas y militares –nomenclatura- que controlan el Estado y empresas
publicas, así como aquellas estructuras mercantilistas en manos de agentes
privados con conexiones en los gobiernos. Las estadísticas muestran que el
ingreso salarial promedio cae, como es el caso en Venezuela con el salario
mínimo medido en su paridad de poder de compra (en relación al dólar)
extendiéndose a aquellos trabajadores no calificados que son enrolados en la
nomina del sector publico/gobierno en actividades donde el salario se encuentra
en los márgenes del salario mínimo vital, salario mínimo.
Socialmente hablando, la caída
del salario real promedio incrementa los niveles de igualdad, acotando que esta
ocurre medida desde abajo, donde el salario mínimo emerge como el pivote del
salario promedio; es decir, la igualdad como fenómeno socioeconómico se produce
aplastando el nivel de ingresos, pero para todos, así todos somos iguales, pero
con el orgullo de ser pobre!!. Así se
tiene por ejemplo, una sociedad de iguales como en Cuba, sistema que constituye
un marco de incentivos que desestimula al individuo al trabajo creador, la
revolución busca transformar al individuo en un asalariado del sector público,
que lo transforme, políticamente, en régimen de servidumbre a cambio de un
salario.
El mantra ideológico en lo
económico era y es expandir el gasto del gobierno para crear bienestar;
consecuencias no intencionadas, se produjo lo contrario, miseria. Ese indicador de miseria devela los efectos causados por la inflación
y el desempleo, particularmente en los sectores de menores ingresos donde la
inflación descarga su fuerza redistributiva negativa con mayor intensidad. Por
ejemplo, en Venezuela en el 2011, la inflación de los sectores en los márgenes
del salario mínimo estuvo –según data oficial- en un 33%, un 20% mayor que la
inflación promedio por el IPC.
3. Venezuela un país “miserable”
El gobierno del Presidente Chávez
ha sido un fiel creyente, que la inflación induce crecimiento y este reduce el
desempleo y de acuerdo a ese criterio se establece la estrategia económica de
su revolución así, en los últimos cinco años nos toca vivir en una sociedad
inflacionaria con elevado desempleo y desde luego sin crecimiento económico
sostenible. Es posible entonces “sufrir “simultáneamente inflación y desempleo
? Si, pero a cambio de una creciente
pobreza, es lo que se ha producido en Venezuela; aunque los números macro del
2011 parecen decir lo contrario, son contradictorios en extremo, porque en
volúmenes -producidos y consumidos- la economía venezolana acumula cuatro años
de contracción económica y caída del ingreso per cápita, incluido el 2011. En
ese Índice de Miseria, actualizado a 2011, Venezuela ocupa el 2do lugar en el
mundo con mayor índice de miseria en una cerrada disputa con Irán. Que nos dice ese Índice de Miseria y que señal nos transmite, particularmente en
un país que en trece años el gobierno ha gastado mas de un trillón de dólares
de ingreso petrolero, impuestos y amasado una colosal deuda publica?. Como
conjugamos todo eso con el sentido común, además de apelar al análisis
económico que nos ayude a comprender que ha pasado realmente ?. Como ha sido
posible que con un gobierno con un ingreso fiscal colosal, inédito en la
historia económica venezolana, el índice
de miseria nos traiga en tope de países “miserables”. Los números están allí: en trece años el
bolívar se ha devaluado 1100 %, y una inflación pese a ser represada en tres
anos dobla los precios de los bienes esenciales , al mismo tiempo que se
descapitaliza el capital humano, el activo con el cual el individuo busca
ganarse la vida. Veamos.
Como la inflación -sin lugar a
dudas- es un fenómeno monetario causado por
decisiones políticas, el estancamiento (desempleo creciente) que le
sigue se debe a la reacción de los mercados que ven disminuir el poder de
compra de los consumidores causada por la presión inflacionaria, creada por
gobiernos para financiar un creciente gasto publico, mas allá de las razones
por las cuales las decisiones políticas trasgreden la naturaleza de los
fenómenos económicos. En otras palabras, la expansión del gasto publico por
encima de sus “limites naturales”, coadyuvado por una expansión monetaria para
proveer al gobierno ingreso que no posee para expandir el gasto, acompañado de
un fuerte endeudamiento publico, induce en los mercados una reacción lógica y evidente
de una caída de la inversión privada y el consumo y por lo tanto de una caída
del ingreso per cápita, y todo este fenómeno coincide con un entorno de fuerte
inflación.
4. Índice Miseria en Venezuela: inflación
mas desempleo mas escasez
El objetivo político de expandir
el gasto público, a todo evento y costo, produce una red de efectos perversos,
entre ellos, el más vistoso, presión inflacionaria acompañada de una caída de
la inversión y el consumo privado, y en compuesto una caída de la calidad de
vida, es decir, empobrecimiento. En el caso Venezolano esta realidad es
aun mas protuberante porque la expansión
del gasto publico como expresión del colosal incremento en ingreso petróleo
como base de la revolución socialista en curso, ha sido acompañada con el
crecimiento de una voluminosa y costosa deuda publica que se consume un la mas
de la tercera parte de los ingresos fiscales no petroleros, y que en el
horizonte cercano muestra las dificultades fiscales para pagarla, razón por la
cual una importante porción de ella tiene costos financiero del 12%, inédito por lo costoso en los
mercados de deuda, como la contraída por la republica y PDVSA - 12 mil Mill de
dólares en nueva deuda- en el 2011.
Al caer el ingreso fiscal por
caída de la exportación petrolera y estrechez del mercado de deuda en los
últimos dos años, el gobierno en medio de una colosal crisis fiscal asumió
posiciones aun mas heroicas y reformando la ley del BCV lo convirtió en su
financista mas barato, dejando en la calle una enorme presión inflacionaria,
cuyos mecanismos de represión en INDEPABIS y en la Ley de Costos y Precios
Justos no pueden esconderla. Esto genera otro efecto perverso en escasez. Así
tenemos un índice miseria que suma desempleo e inflación, como es el clásico Índice
de Okun, incorporamos la escasez para reflejar la situación en los mercados de
carencia de bienes para el consumo diario.
5. En la ruta del servilismo socialista:
todo es del Estado, nada es de nadie.
Los efectos en Venezuela son aun
mas crueles en términos socioeconómicos porque ese proceso de expansión del
gasto publico ha ido acompañado de una agenda política legislada y decretada
para empobrecer, en una palabra descapitalizar al sector privado, lo cual ha
traído un costoso colateral de deterioro y empobrecimiento del capital humano.
Ese empobrecimiento es muy sencillo de observar en las estadísticas laborales
en la caída de los empleos de mejor remuneración –empresas privadas cerradas, expropiadas y
migradas al exterior- y el crecimiento
de empleos no calificados (misioneros, buhoneros, supernumerarios empleados
públicos) cuyos ingresos promedian salario mínimo.
Esta transformación social
natural del socialismo es visible claramente en los índices de igualdad que
dice que en términos de ingresos somos más iguales pero más pobres por la caída
del salario real promedio. Las sociedades mas pobres son las mas iguales,
veamos el caso de Cuba y Haití, esa parece ser la ruta a transitar por el
Socialismo del Siglo XXI, un régimen socioeconómico dirigido a destruir la
propiedad privada, descapitalizar a la gente, empobrecer su capital humano y
convertir al individuo en un eslabón mas de la cadena se servilismo que
establece el Estado/gobierno como dueño de fabricas, tierras, petróleo, aguas,
energía, cemento, alimentos, etc.
Fuente: http://caracas-antesahora.blogspot.com/